Estudios realizados revelan que el chocolate tiene muchos atributos muy beneficiosos para la salud. Estuve leyendo sobre éste interesante tema y al leerlo, no pude evitar recordar un suceso de mi vida bastante chocolatoso.
Cuando comencé mi maternidad mi vida dio un giro de 180 grados. Quizá se debió al gran peso de responsabilidad que tenía de criar mis hijos que me volví un tanto obsesiva con la organización y el orden. Creé un patrón de lo que debía hacer todos los días. Sin darme cuenta, me concentré en cumplir una agenda en vez de disfrutar más de mis chiquillos. Menos mal que me di cuenta a tiempo.
Recuerdo ese día como si fuera hoy. Mis dos hijos mayores eran apenas unos bebés de uno y dos años de nacidos. Aquel día luego de alimentar a mis hijos me dispuse a cumplir con mis menesteres de ama de casa. En la tarde, luego de limpiar y haber cumplido con mi agenda, les di un baño y les puse la televisión, dejándolos acostados en unas sabanitas en la alfombra de la sala junto a sus juguetes para que se entretuvieran un rato.
Aproveché que estaban entretenidos para terminar de resolver un par de asuntos en la limpieza.
En unos minutos me percaté que mis hijos estaban muy silenciosos, por lo cual me dispuse a ir hacia la sala para ver como estaban. De camino, sentir risas en la cocina por lo cual me dirigí al lugar. El panorama era caótico para una madre tan obsesiva como yo. Todo el piso de la cocina estaba lleno de chocolate en polvo y mis hijos estaban totalmente cubiertos de chocolate. Pero hubo algo muy peculiar que llamó mi atención más que el desastre chocolatoso…la sonrisa de mis hijos. Esa sonrisa chocolatosa fue lo suficientemente capaz de abrirme los ojos para darme cuenta que mas importaba disfrutar de esas sonrisas que amargarme por tener que limpiar el reguero que habían hecho. Así que me tire al piso y me bañe en chocolate y risas contagiosas junto a ellos.
Hoy doy gracias a Dios de aquel día. El chocolate combinado con la risa de un niño me demostró que hay cosas más importantes que una madre debe tener presente. No sé cómo, pero a pesar de lo pequeños que estaban mis hijos, recuerdan ese suceso como si fuera hoy y me lo mencionan con una gran sonrisa en sus rostros. Uno de los mejores regalos que se le puede brindar a nuestros hijos además de amor, tiempo, valores entre otras, es una buena cantidad de recuerdos gratos…y ¿por qué no?...un buen baño de chocolate con risas.
aww que bonito post!!! pareces hermana de tus hijos!!!
ResponderEliminarMuchísimas gracias Preciosa!! Me da gusto tu visita. Te mando un beso enorme!
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